viernes, 12 de junio de 2015

LEDAÑA


El topónimo de Ledaña parece derivar del latín limitanea, que significa «aledaña», lo cual haría referencia a un límite o linde de tierras. Dicha palabra evolucionaría en lemitania, letania, ledania y, por último, ledaña.
Las principales referencias históricas sobre esta zona nos llevan hasta la Edad del Bronce, época en que se desarrolla la cultura de Las Motillas: Recibe este nombre porque sus principales poblaciones se sitúan en altozanos o cerros elevados. Se trata de poblamientos de complicada estructura, con varias líneas de fortificación de piedra en seco, prácticamente concéntricas, que corresponde a grupos de agricultores de gramíneas. La importancia de esta comarca procede de su situación de encrucijada entre tres culturas: la cultura de El Argar, la cultura del Bronce Valenciano y las poblaciones de la Meseta que darán lugar a la cultura de Cogotas. En la Edad de Hierro, se produce el asentamiento del pueblo celtibérico de los Olcades. Posteriormente se produce la colonización de cartagineses y romanos.
Pocas noticias tenemos de los habitantes de estas tierras durante la Edad Media. Existe alguna referencia sobre una batalla librada por el califa Abderraman III contra los moradores de Ledaña. Tras la conquista de Cuenca por Alfonso VIII en 1.177 e Iniesta en 1.186, Ledaña debe quedar en el límite entre los reinos cristianos y los musulmanes. Una vez más esta zona debió quedar marcada por el contacto entre los diversos pueblos.
Comarca de antiguas culturas, poblada por asentamientos iberos, con influencias fenicias y cartaginesas si atendemos a los restos arqueológicos. Fue también tierra de dominio musulmán hasta que Alfonso VIII arrebató a los almohades las plazas de Alarcón e Iniesta en los años 1184 y 1186. Zona repoblada a costa de asentamientos legitimados por el Fuero de Cuenca. Sus lugares fueron primero de señorío, dependientes del Marquesado de Villena, y de realengo después, desde que las Concordias de 1476 y 1480 eligieran reina de Castilla a Isabel La Católica
Recordando la historia medieval, después de la conquista de Alarcón (1184-85), Ledaña, queda como frontera natural entre el reino cristiano y los reinos musulmanes meridionales hasta 1212 (batalla de las Navas de Tolosa) y el Reino de Valencia hasta el 1240, año de la incorporación de Requena por el rey Fernando III.
En 1240, pasó a formar parte del Marquesado de Villena como aldea perteneciente a Iniesta hasta la fecha de su emancipación. Desde la caída del imperio romano la historia de Ledaña ha ido íntimamente ligada a la de Iniesta, como aldea dependiente de ésta. Desde mediados del siglo XVII, se revindicó la secesión de la villa de Iniesta. Tras muchos años de lucha, el 30 de Diciembre de 1704, el rey Felipe V otorga a Ledaña la separación administrativa y judicial de la villa de Iniesta.
Poblaciones como El Peral, Minglanilla, Ledaña, El Herrumblar, Villalpardo, Villarta, Villamalea, La Graja, El Castillejo, Quintanar, Las Madrigueras, La Casa de Simarro, Gil García, Campillo, Sisante, etc, se segregaron de las tierras de Alarcón, Iniesta, Villanueva de la Jara, Motilla, Vara de Rey o Jorquera.
Más tarde, la Villa de Ledaña, empezó una actividad económica en sector primario importante. Grandes superficies de terreno de cereal, legumbres, azafrán, olivos, almendros y viña, hizo que Ledaña necesitase varios molinos de aceite, de harina, fábrica de alcohol, bodegas de vino, almacén de cereales, mucha mano de obra hacía falta y con todo ello Ledaña supero los 3000 habitantes.
Pero uno de los fenómenos que marcaron Ledaña para siempre, fue el movimiento masivo migratorio a partir de los años 60, la sociedad rural castellana tradicional, de autoconsumo agrícola y ganadero, desaparecieron cuando el tiempo de la modernidad, con la mecanización del campo con tractores, cosechadoras, etc. Se produjo una gran masa de mano de obra excedentaria, que se vio obligada a buscar la alternativa ocupacional y vital que aquí ya no tenían. Este fenómeno migratorio alumbró el despoblamiento de casi un 40 % de esta comarca.
Podemos visitar:
La Iglesia Parroquial de San Andrés del siglo XVII, cuyo exterior es de sillería, con torre adosada cuadrada del año 1677. Fue reformada en 1960, sin respetar su estilo original ni los materiales con los que se construyó.
 



 Ermita dedicada a San Roque.
 
También la Plaza Mayor, la Casa de Jesús; El Puente Romano, El Molino, La Muela, Piedras blancas, Cerro Molino, Cerro de Santiago, Retamalejos y Los Villares.
Mencionar como construcción típica los Chozos o Cucos, existiendo 12 en todo el término municipal.





 
El ESCUDO
No existe documentación alguna sobre el origen de la Heráldica ni de su desarrollo en la Edad Antigua. El verdadero origen de la Heráldica está en las Cruzadas y cuando éstas terminan, pasan los escudos a ser medios de identificación y de individualización, afianzándose en los torneos principalmente. Con la decadencia de estos ejercicios, los escudos se convierten en emblema de la Nobleza y de gremios profesionales. En España surge a principios del siglo XI (reconquista, cruzada española) y se representa el apellido de forma muy sencilla y simple, posteriormente, se recargan en exceso ya finales del siglo XVI aparecen escudos muy sobrecargados. La heráldica en España va asentándose de norte a sur y va apareciendo tallada en piedra.
Sobre Ledaña, al no tener la categoría de villa (siglos XI-XII), poco podemos decir, pero en la medida en que es propiedad de un rey, una orden o un señor feudal, posee un escudo. Si al término territorial exclusivo de este lugar nos referimos, Ledaña, al ser frontera y franja natural entre dos reinos, no es terreno de nadie y lógicamente, carece de escudo. Hay pues que crearlo, basándonos en la toponimia.
La mayoría de los escudos están blasonados según apellidos de nobles propietarios; el resto, tiene relación con la toponimia.
La heráldica municipal, en el Marquesado de Villena, según las relaciones de Felipe II, no ofrece dato alguno sobre esta población, dado que estaba incluida dentro de las relaciones de Iniesta como aldea de la misma; no obstante, el espacio geográfico ocupado por Ledaña, da pie a la confección de un escudo municipal basado en la importancia toponímica de su nombre en las primeras fases de la reconquista cristiana.
Recordando la historia medieval, después de la conquista de Alarcón (1.184-85), Ledaña, queda como frontera natural entre el reino cristiano y los reinos musulmanes meridionales hasta 1.212 (batalla de las Navas de Tolosa) y el reino levantino hasta el 1.240, año de la conquista de Requena por el rey Fernando III
Basándome en la toponimia en sí, y en la palabra inserta en el escudo como divisa del mismo, éste queda dividido en dos campos por una vergueta que en la realidad viene a representar el arroyo de Ledaña, y que, a tenor de los datos históricos, bien pudo ser la frontera natural que separó reinos e ideologías religiosas.
Descripción de Campos:
Campo derecho.
Este campo representa uno de esos reinos: el musulmán. Se caracteriza con el prototipo de cabeza de moro y encima, el emblema árabe, la luna.
Vergueta.
Representa a la frontera natural entre dos reinos
Campo Izquierdo.
Este campo representa el escudo de armas de Castilla.
La bordura representa la protección que la orden de Santiago ejerció sobre la frontera con el reino musulmán
El color en el Escudo
El escudo posee unos colores que se asignarán dependiendo de las características de la zona, de los moradores y de sus cualidades, virtudes, etc.
El oro Simboliza nobleza, magnanimidad, riqueza, poder, luz, constancia, se expresa en color amarillo.
La Plata es insignia de pureza, integridad, obediencia, vigilancia, actualmente se expresa en su color, expresaba en blanco.
El Gules denota fortaleza, victoria, osadía, alteza, ardid. Se expresa en royo.
El Azul representa la justicia, celo, verdad, lealtad, caridad, hermosura. Se expresa en azul.
El Sable denota prudencia, tristeza, rigor, honestidad, obediencia. Se representa en negro.
El Sinople denota esperanza, honra, cortesía, amistad, arrepentimiento. Se representa en color verde oscuro.

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