jueves, 18 de agosto de 2022

ERMITA DE SAN JULIÁN EL TRANQUILO
 

SAN JULIÁN
San Julián de Cuenca (Burgos, 1128-Cuenca, 1208) es un santo de la Iglesia católica, doctor en teología y filosofía por la Universidad de Palencia donde fue profesor, segundo obispo de la diócesis de Cuenca (1198 - 1208).
Nacido de una noble familia burgalesa según tradición, o según la historiografía moderna, hijo de mozárabes toledanos con el nombre de Julián ben Tauro (Julián hijo de Tauro)  fue profesor nombrado de la Universidad palentina con sólo 24 años, con 35 años abandono la docencia y se retiró a su ciudad natal para preparar durante tres años su entrada en el sacerdocio. Después de veinte años de misionero por la zona de Córdoba, es nombrado arcediano de la catedral de Toledo. En 1198 fue obligado por el rey Alfonso VIII a aceptar el nombramiento como segundo obispo de la diócesis de Cuenca, cargo que ocupó hasta su muerte.
Fue enterrado en la catedral que estaba construyendo, y en tiempos de su canonización sus restos incorruptos se trasladaron a una arqueta de plata puesta en el altar de la capilla bajo su advocación, en un ábside de la Catedral de Santa María y San Julián de Cuenca, donde recibió veneración. Al comienzo de la guerra civil (1936), sus reliquias fueron profanadas por milicianos republicanos y su cuerpo, quemado. En la actualidad, en el mismo sitio donde se veneraba su cuerpo, se conservan los fragmentos óseos que el primer obispo entronizado después de la guerra, Inocencio Rodríguez Díez, mandó recoger y autentificar.
El 28 de enero es fiesta local en Cuenca en honor a San Julián, patrón de la ciudad, y durante 10 días del mes de agosto se celebran la ferias y fiestas de San Julián.
San Julián tenía por costumbre, retirarse a una cueva situada en el Cerro de la Majestad, lugar que el Santo llamaba "el lugar de mi tranquilo día" de donde recibe el nombre de "cueva de San Julián el Tranquilo". Con el agua que manaba de la cueva el Santo mojaba los mimbres para hacer unas cestillas, que luego repartía entre los pobres. En este lugar se eleva una pequeña ermita en honor a San Julián, en donde se puede oír misa los domingos a las 11 de la mañana, rodeada de una zona de recreo con  mesas. Se puede llegar subiendo por un empinado escalerón o por una agradable senda de preciosas vistas a la hoz del Júcar y parte antigua de Cuenca.

RUTA A LA ERMITA DE SAN JULIÁN EL TRANQUILO
La Ermita de San Julián El Tranquilo se encuentra en la Hoz del río Júcar, es el destino de una ruta muy conocida en Cuenca por la que encontrarás varios miradores desde los que disfrutar de Cuenca y su naturaleza.
La ruta comienza justo en la Iglesia de la Virgen de La Luz, patrona de Cuenca, para ir a visitar la ermita de San Julián, patrón de Cuenca y luego bajar haciendo un circulo hasta regresar al punto de partida.

Será  una ruta circular de unos 6 kilómetros, empezaremos desde una altitud de 923 metros sobre el nivel del mar y subiremos hasta 1035 metros. Es un paseo agradable donde nos encontraremos con unas vistas espectaculares a la ciudad de Cuenca y al entorno natural de la Hoz del Júcar, que será nuestra compañera de ruta desde el primer, hasta el final de este paseo.
El Júcar, a nuestra derecha, seguiremos andando por el paseo del Jucar hasta que nos encontremos con una caseta de madera, allí, cruzaremos la carretera, porque justo ahí avistaremos el cartel que advierte el comienzo de la subida a la ermita de San Julián el tranquilo.

San Julián, que fue el segundo obispo de Cuenca, solía subir por aquí con su sirviente a meditar y a confeccionar canastillas de mimbre para los más necesitados, a una gruta enclavada en la Hoz del Júcar. Luego en el emplazamiento de esta gruta se construyó un santuario, y luego después la ermita que podremos ver en la ruta.
El 28 de Enero de cada año, muchos conquenses suben a este maravilloso rincón a celebrar el día del Patrón de Cuenca.
Lo que también hay son miradores habilitados para contemplar el paisaje: El primero que  encontraremos nos va a dar una vista global del casco antiguo de la ciudad de Cuenca, con un panel explicativo. El segundo mirador preparado es el Mirador del Batán y un poco antes de llegar a la Ermita está el Mirador de Emiliano
Una vez pasado el Mirador de Emiliano, enseguida llegamos a la Ermita de San Julián. 
 
Una vez pasada la Ermita bajaremos por un camino hasta encontrarnos con unas escaleras labradas en la roca. Pronto nos encontraremos con el mirador de San Julián. Un poco más abajo el mirador de San Lesmes y al final la plaza de D. Rafael M. Rodrigo P.
Una vez bajadas las escaleras nos encontramos con la carretera que va hacia Cuenca, la cruzaremos y seguiremos el cauce del Júcar, hasta llegar otra vez a nuestro punto de partida.