miércoles, 31 de diciembre de 2014

COMPLEJO LAGUNAR DE BALLESTEROS


El Complejo Lagunar de Ballesteros fue declarado Reserva Natural en febrero de 2002 y está ubicado en las cercanías de la ciudad de Cuenca. Su superficie ocupa 219 hectáreas que se encuentran repartidas entre los términos municipales de Arcas del Villar, Valdetórtola y Villar de Olalla. Aunque su mayor parte queda comprendida dentro de Arcas.
Sistema kárstico formado por más de 30 dolinas y úvalas, la mayor parte de las cuales constituyen lagunas que pueden ser temporales o permanentes, algunas de hasta 15 m. de profundidad. Están enclavadas en un paisaje cárstico, formado por la erosión de yesos, uno de los pocos de Europa. Es por ello una zona de importancia científica internacional gracias a las peculiaridades de la circulación de aguas subterráneas, su gran biodiversidad y el descubrimiento de nuevas especies, así como por las úvulas y dolinas.
En cuanto a las especies de fauna que habitan el humedal, destaca la presencia durante todo el año de aves como el aguilucho lagunero y el bigotudo. Custodiando los campos de cultivo se encuentra el milano real, y tan solo en invierno nos visita la cigüeñuela. Entre los mamíferos destaca la presencia del raro topillo de Cabrera, que utiliza los pastizales-juncales como refugio, el tejón, y varias especies de murciélagos protegidos que se alimentan en el humedal.
La flora más importante son las praderas subacuáticas de carófitas, un tipo de algas que viven sumergidas en las aguas y pueden soportar características físico-químicas muy diversas. Otro tipo de vegetación que podemos observar es aquella que crece en los márgenes de las lagunas, que aunque se encuentra bastante degradada por las actividades agrícolas, se conservan reductos de masegares o formaciones de herbáceas junto al borde, juncales, pastizales, y carrizales donde todavía puede contemplarse la sucesión natural propia de una zona pantanosa. De especial relevancia es el Apium repens o apio rastrero, catalogada de interés especial
Es un enclave único para contemplar las praderas que forman las plantas acuáticas bajo la superficie de las lagunas. Por encima veremos volar al aguilucho lagunero y el Milano negro. Las concentraciones de éste último en época estival son espectaculares.
En las cercanías de Cuenca, por la N-420, hay que tomar la carretera que une las poblaciones de Arcas del Villar y Villar de Olalla. A la altura de la pedanía de Ballesteros existe una zona de aparcamiento. Gratuito y de acceso libre.



























 


LOS CALLEJONES DE LAS MAJADAS

Los Callejones de Las Majadas son un entorno natural en Las Majadas, Cuenca (España), en el que la erosión de las rocas calizas cretácicas produjo formas curiosas como pasajes, arcos, monolitos o puentes, configurando un paisaje similar al de la Ciudad Encantada, aunque de menores dimensiones y superficie que ésta. En términos geológicos, los callejones constituyen un ejemplo de formación kárstica conocida como lapiaz, el cual se originó por la acción del agua, el hielo, el viento y las variaciones de temperatura.
Este espacio natural se encuentra dentro del Parque Natural de la Serranía de Cuenca y constituye uno de los parajes de interés geomorfológico más relevante del Parque, donde se puede observar la evolución de un relieve kárstico.
Este paraje, que es visitado por miles de personas cada año, se encuentra en el término municipal de la localidad de Las Majadas, en la provincia española de Cuenca, a unos 3 kilómetros de distancia de este pueblo, y es uno de sus lugares naturales de mayor interés junto con los Miradores de las Majadas, muy próximos a Los Callejones, el parque cinegético experimental de El Hosquillo y la Fuente de la Tía Perra.
El curioso paisaje pétreo de Los Callejones de Las Majadas se denomina lapiaz. Un lapiaz es un conjunto de acanaladuras y oquedades que oscilan entre los pocos centímetros y varios metros de longitud y profundidad. Se forman porque estas rocas, denominadas dolomías, están formadas por carbonato cálcico y magnésico y son solubles en agua. Cuando los procesos de disolución actúan a gran escala, afectando a una extensión y un espesor de roca notables durante un tiempo prolongado, el lapiaz puede adquirir dimensiones considerables, como ocurre en Los Callejones. Debido a su aspecto laberíntico y a las caprichosas formas que adquieren las rocas. Las callejuelas forman una especie de pequeño laberinto de plazas, tormos, arcos y puentes.
La formación de un lapiaz como el de Los Callejones se puede resumir en tres etapas:
1.- El agua circula sobre las dolomías y va agrandando por disolución una serie de fracturas o líneas de debilidad existentes, formándose una serie de surcos alargados que llenan la mismas dirección.
2.-Según va evolucionando el lapiaz, los surcos se van ensanchando por disolución de la roca formando pasillos y callejones, como los que vamos a recorrer en el sendero.
3.- Según progresa la disolución, estos callejones pueden llegar a unirse creando un paisaje laberíntico muy curioso y singular. Sólo algunos relieves residuales quedan como testigos de la formación rocosa desaparecida.
Un aspecto singular de Los Callejones es que se pueden observar simultáneamente estas tres etapas de evolución. Hay zonas donde predominan los surcos, otras donde predominan los callejones, y zonas más amplias donde la erosión ha hecho desaparecer casi todas las rocas. En este último caso, quedan sólo algunos monolitos aislados conocidos como “tormos”, por lo que estas formaciones son también denominadas localmente tormagales.
Existen dos recorridos principales, de distinta longitud, el más corto de los cuales está señalizado para que la visita resulte más cómoda y, también, para evitar que los visitantes se desorienten entre las rocas que forman los pasajes laberínticos.
Este recorrido el P.N.S.C.-02 (Ruta de Los Callejones) recorre una distancia de 3,6 km., tiene una duración aproximada de 1,5 horas y es de dificultad baja.
Merece la pena visitar, a pocos minutos de Los Callejones, el Mirador del Tío Cogote, con una impresionante vista sobre el cañón del río Júcar.
Los Callejones han sido utilizados tradicionalmente por parte de los pastores para construir apriscos donde guardar el ganado, al utilizar las paredes de roca como parte de los mismos. Hoy en día todavía se pueden observar algunos de ellos.
La flora de Los Callejones es muy representativa de esta zona de la serranía conquense, al comprender ejemplares de pino negral, sabina, enebro, acebo, arce, aliaga, boj, varias hierbas aromáticas y diversos tipos de setas, entre otras especies.
Con respecto a la fauna, es destacable la presencia de grandes mamíferos típicos de la parte montañosa de esta provincia tales como jabalíes, ciervos o gamos, y de aves como buitres leonados, diversos tipos de águilas y otras rapaces.