jueves, 30 de junio de 2016

CASTILLO DE EL CAÑAVATE


El castillo de El Cañavate se alza sobre el cerro del Castillejo dominando en altura la localidad de El Cañavate.
Aunque no se conoce el origen exacto de esta fortaleza, parece ser que fueron los árabes quienes la construyeron aprovechando las ruinas de algún emplazamiento o fortín ibérico, o de algún castro o fortaleza romana. Ubicado en los confines de la inmensa llanura de La Mancha, debió nacer como avanzadilla, atalaya y vigía del impresionante castillo de Alarcón con el que, sin duda, debió compartir orígenes, dueños y vicisitudes históricas. No es gratuita esta suposición sabiendo que, de los dos únicos sitios por los que a pie se puede entrar o salir del inexpugnable castillo de Alarcón, uno es la llamada Puerta de El Cañavate, defendida por una torre albarrana pentagonal, con murallas que se descuelgan a uno y otro lado del meandro hasta el mismo cañón del río Júcar, teniendo que cruzar a continuación el Puente medieval de El Cañavate, que se dice de origen romano, y otras dificultades más. Con estos datos y sabiendo que El Cañavate fue tierra y Aldea de Alarcón hasta 1480, fecha en que se le concedió el título de villa de realengo con término propio, podemos concluir que, desde los tiempos más remotos, los castillos de Alarcón y de El Cañavate pasaron por las mismas manos y corrieron la misma suerte.
Quizás ya en el siglo VIII, año 887, al establecerse en Alarcón el rebelde Omar Ibn Hafsun, encarnizado enemigo de los emires de Córdoba, se iniciase la construcción de una atalaya o castillo en El Cañavate, aprovechando los restos de anteriores defensas. El año 1184, Alfonso VIII, se apoderó de Alarcón y, según cuenta el Arzobispo don Rodrigo Jiménez de Rada, lo dotó de muchas aldeas y erigió fortalezas para que los árabes encontrasen la muerte en esta ruta. Aun no haciendo don Rodrigo referencia expresa al castillo de El Cañavate, con toda probabilidad el castillo fue una de las fortalezas erigidas o reconstruidas. El año 1305 don Juan Manuel tomó posesión de Alarcón y sus aldeas, estableciendo su residencia en el castillo de Garcimuñoz y pasando muchísimas jornadas en el castillo de El Cañavate, controlando la Ceca que aquí tenía instalada y practicando el deporte de la caza del que era muy entendido y buen aficionado.
El primer documento que hace referencia expresa al castillo de El Cañavate data de 1430 y se trata de un requerimiento que García Rodríguez de Alcañavate, teniente del castillo de Alcañavate, hace a su Alcaide, Lope de Alarcón, doncel del Rey en Alarcón, para que dispusiese se hiciese obra en dicho castillo por estar muy arruinado.
No hay constancia de si fueron o no atendidas las reiteradas peticiones que el teniente del castillo, García Rodríguez de Alcañavate hizo a Lope de Alarcón, pero es posible que se hiciesen las reparaciones solicitadas porque, en otro documento fechado en Madrigal el 19 de Mayo de 1439, Juan II de Castilla manda a Lope de Alarcón que entregue los castillos de Alarcón y de Alcañavate a su primo el rey de Navarra, resistiéndose por dos veces Lope de Alarcón, apoyado por el concejo de la villa, a cumplir tales órdenes.
A la muerte de Enrique IV (1474), se desató una guerra dinástica entre los partidarios de los Reyes católicos, Isabel y Fernando y don Diego López Pacheco, Marqués de Villena, defensor de los derechos de Juana la Beltraneja que se había atrincherado en los castillos de Alarcón, El Cañavate, Garcimuñoz y Belmonte. Vencidos los partidarios del marqués de Villena en 1480, los Reyes Católicos castigaron muy severamente la altivez de Marqués ordenando derruir las torres y almenas del castillo de El Cañavate, sirviendo parte de sus piedras para construir parte de la ermita que conocemos, monumento de siglo XVI.
Castillo que deliberadamente empequeñeció su nombre llamándose Castillejo porque a sus espaldas quiso crecer una gran ermita con un gran nombre: Trascastillo.
Actualmente, lo único que queda es un paño de muro con una ventana, hecho de mampostería.



CASTILLO DE LA SERREILLA EN ALCALÁ DE LA VEGA


Es la fortaleza más antigua en la provincia, corresponde al año 714. Juntamente con los castillos de Alarcón, Uclés, Huete, Cuenca y Húelamo, el castillo de Al-Qala o de Serreilla (nombre que le viene del antiguo asentamiento cristiano anterior a los musulmanes), forma el conjunto de fortificaciones importantes de la provincia. Los restos del castillo de Serreilla se encuentran sobre un cerro formado por un meandro del río Cabriel situado a unos 2 kilómetros en dirección sur de la localidad de Alcalá de la Vega, provincia de Cuenca, junto a la ermita de Nuestra Señora de los Remedios. El castillo de Serreilla figura en las Cartas de Daroca. En 1210 fue conquistado por Pedro II de Aragón. Caído de nuevo en poder sarraceno, fue conquistado definitivamente en 1219 por el arzobispo Rodrigo Giménez de Rada en campaña realizada desde Albarracín hasta Requena.
En este lugar de la antigua Serreilla han aparecido y aparecen enterramientos cristianos visigodos enriquecidos con estelas funerarias de los siglos IV-VIII. Alcalá de la Vega conserva los restos de la fortaleza musulmana de Al-Qala, levantada a principios del siglo VIII sobre un primitivo asentamiento cristiano que se llamaba Serreilla. Se encuentra equidistante de dos castillos importantes, Albarracín y Alpuente, que fueron Reinos Taifas. La importancia de este castillo se desprende del hecho de que tuviera en sus cercanías y para su custodia, vigilancia y servicio los castillos menores de Farhän (Algarra), Boniches y Las Malenas, estratégicamente colocados para custodiar las rutas de Levante y Centro.
Sólo quedan algunos vestigios.
  


domingo, 26 de junio de 2016

VILLALBILLA


Insólito lugar, un pueblo detenido en el tiempo, con una bonita iglesia en ruinas, y donde ya no vive nadie.Muy cerca del Villar de Domingo García.
Antiguo pueblo de renteros, fue propiedad de doña Amparo Eraso Lledó. Ya bien entrado el siglo XX sus habitantes compraron las casas y las tierras a los descendientes de doña Amparo.
Diecinueve viviendas conformaban Villalbilla alineadas casi en su totalidad a lo largo de una calle. Celebraban las fiestas patronales para San Pedro. Duraban tres días y contaba con gran presencia de gentes de pueblos vecinos. Se hacia otra fiesta el primer domingo de Cuaresma dedicada a Santa María Magdalena. Al Villar se desplazaban los villalberos para realizar las compras y también iban allí a por agua, uno de los principales problemas de Villalbilla, la fuente que había no era potable y tenían que ir a buscarlas con las caballerías al Villar, a Nohedas o a Fuentesclaras indistintamente.
A la falta de agua se unió la mecanización del campo que motivó que no hubiera trabajo para todos y así los villalberos se fueron marchando principalmente a Cuenca y a Valencia.
El fin también le llegó a Villalbilla. En el año 1978 ya solo había tres casas abiertas. Las tres familias se marcharon casi a la vez. Unos al Villar y otros Cuenca.
A partir de aquí, solo soledad y silencio y la ruina total del pueblo.
La iglesia parroquial. De las dos campanas una se fue al Villar de Domingo García y la otra a la parroquia de San Fernando en Cuenca.
Interior de la iglesia. Altar mayor dedicado a Santa María Magdalena, y dos altares laterales (San Antonio y San Pedro). De los santos nunca más se supo.

 
 Restos de Villalbilla
Señalización del recorrido de PR48

sábado, 18 de junio de 2016

CASTILLO DE PAJARÓN


En el cerro de San Cristóbal, a cuya falda se sitúa la población, se levantan las ruinas del antiguo Castillo de Pajarón, siendo su parte más visible un Torreón. También quedan restos de algunos de los lienzos de su muralla. Castillo del siglo XII. De origen árabe. Aquí se dilucidó en el siglo XIII una de las batallas más importantes en el acontecer de esta Tierra de Castilla, pues en ella, los aragoneses vencieron al ejército de Sancho IV y los santiaguistas de Rodrigo Páez, comendador mayor de Uclés, muerto en este lugar.
Del castillo, lo más visible es su torreón, de 7 x 5 metros de planta, y unos 10 metros de alto. La construcción es de mampostería, y en las esquinas lajas de piedra. La puerta de acceso a la torre se encuentra dentro del recinto que contornea el cerro. En los muros de la torre hay algunas piedras de un color más oscuro que le dan personalidad. En el interior de la torre vacía se distinguen cuatro plantas que van estrechándose desde abajo y hacia lo alto.