jueves, 30 de enero de 2020

HUERTA DEL MARQUESADO

Huerta del Marquesado es un municipio de la provincia de Cuenca en la Comunidad Autonoma de Castilla-La Mancha. 

HISTORIA
Curiosamente, Huerta es uno de los pueblos de la provincia de Cuenca que puede certificar un origen más antiguo. En efecto, la población se levanta exactamente sobre un antiguo castro de la Edad del Hierro, erigido por alguno de los pueblos celtíberos (lusones o lobetanos) que colonizaron estas montañas en los siglos previos a la Romanización (siglos V al II a.C). Todavía sobre el pueblo, en el Alto del Bujedal, quedan los restos de la acrópolis defensiva, reciamente amurallada, refugio de la élite que acaso controlaba el microcosmos de la vega y alturas circundantes.
También en la Edad del Bronce tuvo Huerta población, limitada como en toda la Sierra a pequeños enclaves, de tamaño mínimo, al amparo de una topografía favorable y fuertemente protegidos. El Bronce Medio (siglos XVIII al XIII a.C) es el subperiodo más frecuente de aparición de vestigios.
Pero sin duda, es la Edad del Hierro uno de los momentos culminantes de la historia del territorio. La fuerte inmigración céltica que la comarca experimenta desde el siglo VIII a.C. configura a partir del siglo V a.C. un patrón de ordenación espacial ciertamente sorprendente: alta densidad de población, utilización sistemática de los recursos, multiplicidad de enclaves de gran tamaño a una distancia reducida unos de otros... La presencia celtibérica en la Serranía de Cuenca es una auténtica eclosión, con una densidad y diversidad que no será igualada hasta casi dos mil años más tarde.
Todo va a cambiar con la llegada de Roma. Las campañas de conquista y pacificación de la Celtiberia llevadas a cabo por los cónsules y pretores romanos a lo largo de casi un siglo adquirieron en la Serranía de Cuenca visos de guerra de exterminio, a tenor de las escasas fuentes clásicas. No hay señal alguna de presencia romana en Huerta o sus contornos, y sólo en el eje Carboneras - Cañete - Salvacañete, al amparo de una antigua vía secundaria, se constatan asentamientos romanos.
El establecimiento de contingentes bereberes tras la anexión musulmana de la Península supone de nuevo un patrón de uso del territorio definido. Una familia del clan hawara, los banu Zennún, va a auparse finalmente al predominio local sobre el resto y va a poner en serios aprietos, con sus veleidades autonomistas, a los emires y califas de Al-Ándalus. Partiendo de su nido de águilas patrimonial en la fortaleza de Alcalá (a unos 28 kilómetros de Huerta) y apoyándose en los contingentes bereberes de la Serranía, los banu Zennún van a hacerse con el control de la kura de Santáver, que ocupaba buena parte de las provincias de Guadalajara y Cuenca. Nueve generaciones, más de dos siglos, controlarán los banu Zennún estas tierras, hasta la caída del Califato cordobés en 1014.
Huerta pasa a los cristianos en algún momento entre 1172 y 1177. La zona de Cañete (Huerta incluida) fuese donada cortésmente al reino castellano en algún momento entre 1177 y 1187
En los últimos años del siglo XV, precisamente, se produce un hecho trascendental. La reina Isabel de Castilla, en pago de muchos y muy señalados favores, otorga Moya y su tierra en calidad de señorío (y más tarde con título de marqués) a don Andrés de Cabrera, arribista de pro, y a su esposa, Beatriz de Bobadilla, camarera de la reina. Nace el Marquesado de Moya. Huerta recibe también su apellido, del Marquesado, para distinguirla de otra Huerta surgida también en la diócesis conquense, la de la Obispalía. La distinción, al principio puramente eclesiástica, pasará lentamente al ámbito administrativo, aunque para los paisanos su lugar ha sido siempre La Huerta, a secas, y así hasta nuestros días.
A partir del siglo XVI la población aparece ya regularmente en la documentación. Los censos del siglo XVI hablan de un padrón en torno a las 250 - 300 almas. 
Tampoco el resto de acontecimientos de siglos posteriores afectaron a Huerta. Ni vivió los desastres de la Guerra de Sucesión ni los de la Guerra de la Independencia exactamente un siglo después.
Aunque sin consecuencias dramáticas, más sufrió Huerta del Marquesado las consecuencias de las Guerras Carlistas, especialmente la primera (años 1833-35 para la zona) y la tercera (1873-74).
En 1834, con la abolición definitiva de los señoríos jurisdiccionales, quedaba liquidado el viejo marquesado moyano, y la vieja tierra de Moya sobre la que se superpuso. Huerta accede a la municipalidad, delimitándose sus términos.
Los siglos XVIII y XIX, a pesar de los problemas puntuales, fueron buenos para Huerta. Se constata un aumento de la producción agrícola y ganadera, al introducir nuevas técnicas de cría y labor, y nuevos tipos de ganado. Se cultivan también cada vez más intensivamente los frutales y el cáñamo, a partir del cual la población desarrolla una interesante producción textil que añadir a las tradicionales y rudimentarias labores de lana. Cuatro tejedores se documentan en Huerta a mediados del siglo XVIII, según el Catastro de Ensenada.
Huerta se libró de la  a Guerra Civil por los pelos, pues el frente se situó a unos kilómetros, en lo alto de las sierras de Valdeminguete y Zafrilla, apenas a una quincena de kilómetros. Huerta quedó en zona republicana, con la misma facilidad que podía haber quedado dentro de la zona contraria, y en ella se mantuvo hasta el final de la contienda. Después de la Guerra Civil, finalizada aparentemente la pesadilla del conflicto, las sierras de Cuenca fueron utilizadas a partir de 1945 por una guerrilla antifranquista muy activa, que desarrollaría hasta 1948 una campaña intensiva de ataques y sabotajes.
El 29 de abril de 1959, Huerta del Marquesado asomó a los rotativos de medio mundo por otra tragedia, el accidente de aviación de Collado Bajo. Debido a las malas condiciones meteorológicas y a la imperfección de los sistemas de navegación, el Vuelo 42 de Iberia que cubría el trayecto Barcelona-Madrid se estrelló a las cuatro y media de la tarde contra la cresta más elevada de la Sierra de Valdemeca. Pronto se sabría la noticia: entre los fallecidos estaba la casi totalidad del equipo español de gimnasia: Aguilar, Müller, Pajares... y, por supuesto, Joaquín Blume.

P0DEMOS VISITAR
La Iglesia Parroquial Santa María Magdalena.- es el monumento más destacado de Huerta. Edificada en el siglo XVIII sobre un edificio anterior del que apenas hay noticias, responde al tipo barroco rural tan frecuente en toda la diócesis de Cuenca y en comarca serrana. Durante la Guerra Civil sufrió grandes daños, y hubo de ser muy reparada. De una nave cubierta con bóveda de cañón con lunetos, es un edificio sobrio y sencillo. A diferencia de otras iglesias de la zona, la de Huerta recibió engobe y encalado exterior y le fue añadida una torre, de rancio sabor popular, merced a los esfuerzos del vecindario. Ambos rasgos le confieren un perfil un tanto atípico entre las parroquias comarcanas.
       
 









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