Las guías turísticas suelen dedicar un espacio notable al recinto de San Pablo. De la iglesia, destacan los tratadistas su perfil, propio del gótico decadente, y en particular su portada, obra de transición entre las armonías del barroco y los amaneramientos del rococó. En lo que concierne al convento, también suele ponerse de relieve su heterogeneidad estilística, reseñable a pesar del claro deterioro que ha minado su hermosura. Tanto el claustro como dos de sus antiguas salas refuerzan este atractivo, especialmente.
El fundador del recinto conventual fue el canónigo Juan del Pozo, quien cumplió este protocolo allá por el año de 1523. A modo de homenaje, en medio del crucero del templo, se instaló el sepulcro del ilustre conquense, inmortalizado mediante una efigie de bajorrelieve de piedra blanca. Además podemos ver su escudo familiar en la puerta de entrada al Convento de San Pablo, así como, en diferentes lugares dentro del Parador de Turismo Conquense.
Cumpliendo los deseos de don Juan, los artífices de la iglesia y el convento fueron los hermanos Juan y Pedro de Albiz. Juan se encargó de construir la Iglesia y Pedro hizo el convento de acuerdo con las líneas y modas del momento, un siglo XV en el que en España conviven los finales del gótico y los comienzos del renacimiento.
Como muchas otras edificaciones conquenses, el conjunto de San Pablo sufrió reformas en el siglo XVIII. Así, la portada original, obra de Pedro de Oñate, fue destruida con el propósito de alzar una de nuevo estilo.
En un aspecto más funcional, se sabe que inicialmente el monumental edificio se estimó por su fundador como casa para la orden de los dominicos, hasta que obligados por la desamortización de Mendizábal abandonaron el lugar. Durante el tiempo que duro la epidemia de cólera en Cuenca tuvo uso de Hospital, pasando luego a ser colegio para los niños que carecían de recursos económicos para estudiar y posteriormente sirvió como seminario de Paúles. Al entrar al siglo XX, el aquel entonces Obispo de Cuenca cede el uso del Convento de San Pablo a los Padres Paules y sus teólogos estableciendo su residencia hasta que fueron expulsados antes de la Guerra Civil, pasada la guerra retornaron al Convento de San Pablo hasta 1974. Finalmente el Convento de San Pablo es hoy Parador Nacional de Turismo. Su actividad hostelera comenzó en 1993.
El Parador de Turismo o Convento de San Pablo es tan grande que tiene diversos usos, entre los que destacamos; las reuniones de feligreses en sus jardines para hacer romería a la Virgen del Rosario, en la Semana de Música Religiosa de Cuenca coincidiendo con la Semana Santa se organizan varios conciertos, entre sus muros también hay cabida para el arte, siendo espacio y sala de exposición del artista conquense Gustavo Torner.
Quizás el uso más destacado del Convento de San Pablo es como Parador de Turismo, cuenta con 63 lujosas habitaciones con vistas a la Hoz del Huécar, el parador de Cuenca es un hotel de 4 estrellas situado en un enclave más que único para hacer turismo por cuenca o visitar el casco histórico de Cuenca.
El fundador del recinto conventual fue el canónigo Juan del Pozo, quien cumplió este protocolo allá por el año de 1523. A modo de homenaje, en medio del crucero del templo, se instaló el sepulcro del ilustre conquense, inmortalizado mediante una efigie de bajorrelieve de piedra blanca. Además podemos ver su escudo familiar en la puerta de entrada al Convento de San Pablo, así como, en diferentes lugares dentro del Parador de Turismo Conquense.
Cumpliendo los deseos de don Juan, los artífices de la iglesia y el convento fueron los hermanos Juan y Pedro de Albiz. Juan se encargó de construir la Iglesia y Pedro hizo el convento de acuerdo con las líneas y modas del momento, un siglo XV en el que en España conviven los finales del gótico y los comienzos del renacimiento.
Como muchas otras edificaciones conquenses, el conjunto de San Pablo sufrió reformas en el siglo XVIII. Así, la portada original, obra de Pedro de Oñate, fue destruida con el propósito de alzar una de nuevo estilo.
En un aspecto más funcional, se sabe que inicialmente el monumental edificio se estimó por su fundador como casa para la orden de los dominicos, hasta que obligados por la desamortización de Mendizábal abandonaron el lugar. Durante el tiempo que duro la epidemia de cólera en Cuenca tuvo uso de Hospital, pasando luego a ser colegio para los niños que carecían de recursos económicos para estudiar y posteriormente sirvió como seminario de Paúles. Al entrar al siglo XX, el aquel entonces Obispo de Cuenca cede el uso del Convento de San Pablo a los Padres Paules y sus teólogos estableciendo su residencia hasta que fueron expulsados antes de la Guerra Civil, pasada la guerra retornaron al Convento de San Pablo hasta 1974. Finalmente el Convento de San Pablo es hoy Parador Nacional de Turismo. Su actividad hostelera comenzó en 1993.
El Parador de Turismo o Convento de San Pablo es tan grande que tiene diversos usos, entre los que destacamos; las reuniones de feligreses en sus jardines para hacer romería a la Virgen del Rosario, en la Semana de Música Religiosa de Cuenca coincidiendo con la Semana Santa se organizan varios conciertos, entre sus muros también hay cabida para el arte, siendo espacio y sala de exposición del artista conquense Gustavo Torner.
Quizás el uso más destacado del Convento de San Pablo es como Parador de Turismo, cuenta con 63 lujosas habitaciones con vistas a la Hoz del Huécar, el parador de Cuenca es un hotel de 4 estrellas situado en un enclave más que único para hacer turismo por cuenca o visitar el casco histórico de Cuenca.
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