Edificado en el siglo XVII para sede de una comunidad de carmelitas descalzas, se trata de una de las más originales y hermosas casonas de Cuenca. De traza absolutamente irregular, hay que distinguir en ella la parte conventual, la Casa de la Demandera y la iglesia. Adquirido por la Diputación, ha sido restaurado por completo, albergando la Fundación Antonio Pérez, una residencia y una sala de exposiciones.
Entre los conjuntos monumentales que mejor han conseguido armonizar el recuerdo histórico y la moderna función institucional, figura en un lugar sobresaliente el antiguo convento de las monjas Carmelitas. Cuando fue edificada en el siglo XVII la eficacia de su diseño permitió crear tres espacios a partir de su planta original. A saber: el área conventual, la Casa de la Demandera y el templo. El convento fue adquirido por la Diputación Provincial en 1978, y luego de una completa restauración, integra entre sus muros la Fundación Antonio Pérez en la que se hacen exposiciones muy interesantes.
Un repaso a las crónicas permite comprobar la historia de este monasterio. Sabemos que lo ocuparon las Carmelitas Descalzas de Santa Teresa y que su titular fue San José. La primera fundación tuvo lugar en Huete, en 1588. Decididas a ampliar su comunidad, las hermanas se trasladaron a Cuenca en 1603. Según Mateo López la fundadora fue la Madre Isabel de San José, hija de don Alonso de Ribera Coello y Sandoval, y de su mujer doña Juana de Hinestrosa y Guzmán, de la casa de los condes de la Ventosa, señores de Villarejo de la Peñuela».
El Convento de las Carmelitas Descalzas está en la plaza del Trabuco de Cuenca.
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