lunes, 10 de febrero de 2020

BELINCHÓN


Belinchón es un municipio español de la provincia de Cuenca, en la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha.

HISTORIA
En la provincia de Cuenca y limitando al Sur con Tarancón, encontramos el municipio de Belinchón, pueblo antiquísimo donde los haya pues en él se han encontrado restos del Neolítico y de la Edad del Bronce. De destacar son las salinas. La historia de Belinchón está muy ligada a las salinas que habían adquirido fama en todo el territorio por su gran producción, pureza y blancura (a ellas hace referencia el Arcipreste de Hita en su Libro de Buen Amor).
De la época prehistórica, En todo el término municipal de Belinchón abundan  hachas neolíticas y proyectiles de honda, de pedernal pulimentado procedente de varias regiones españolas como  Granada y Calatrava, lo que indica contactos comerciales desde remota antigüedad.
En la mayor parte de las alturas de los cerros aparece cerámica de la 2ª edad del bronce, raederas y elementos de hoz, de cuarzo lechoso.
 En algunas tierras de labor aparecen cistas funerarias, cuya disposición geométrica indica ser necrópolis prehistóricas, probablemente de origen ibérico. En una piedra de arenisca  aparecen escritas varias letras de alfabeto ibérico.
En la Edad Antigua,  por razones de proximidad geográfica Belinchón hubo de estar relacionada con la ciudad de Segóbriga y con la encontrada en el cercano municipio de Driebes (Guadalajara), que se proveerían de sal de Belinchón.
 Las crónicas almorávides sobre la batalla de Uclés han permitido reconstruir la existencia de Belinchón durante el califato de Córdoba. Sabemos que existía una alcazaba árabe conocida como Balchún, donde estaría la mezquita, el castillo, en el lugar que ahora ocupa la iglesia parroquial, y el poblado. El conjunto estaría rodeado por una muralla, de la que se pueden intuir al menos dos puertas, en los barrios conocidos como El Zaguan y El Postiguillo. Otra puerta principal estaría en el lado sur de la muralla, dando acceso al camino que la bordeaba en dirección a Toledo.
En el año 1146 Alfonso VII el Emperador permuta con los moros el castillo de Alacun por Uclés, momento en que Belinchón pasa a dominio cristiano.
La instalación de la Orden de Santiago en Uclés (1174) motivó que el propio Alfonso VIII concediese a dicha Orden el diezmo de las Salinas de Belinchón, en el año 1178. El
Con la creación de la  diócesis de Cuenca, como sufragánea de la de Toledo, la iglesia de Belinchón pasó a la recién creada diócesis, mientras el pueblo y las salinas seguían perteneciendo a la archidiócesis toledana.
Con Enrique IV y su hermana Isabel I de Castilla, las Salinas son arrendadas a don Rodrigo de Ulloa a pesar de los derechos que sobre ellas tenía la Orden de Santiago, que en 1544 mantenía un pleito sobre el cupo de sal que le correspondía.
El reinado de Felipe II trastoca totalmente el sistema jurídico y social del pueblo, en relación con la pacífica posesión de que había gozado la archidiócesis de Toledo que, como consecuencia de los decretos del Concilio de Trento, debía renunciar a sus posesiones feudales. Tal  renuncia permitió derribar el castillo para construir sobre él la nueva iglesia parroquial, bajo la advocación de San Miguel Arcángel, reaprovechando los materiales del derribo, de la que se colocó la clave de la bóveda del ábside en el año 1564, aunque su terminación se prolongó hasta finales del siglo XVIII.
Poco tiempo después la corona enajena Belinchón a favor de don Juan Antonio Marín y  don Juan María de Covari, quienes en 1579 lo venden a don Juan Francisco Hurtado de Mendoza, Marqués de Cañete.
El 5 de octubre de 1579 el pueblo solicitó a Felipe II comprar el derecho de villazgo al citado Marqués de Cañete,  cosa  que consiguió al año siguiente.
Belinchón pasó sucesivamente de ser feudo de señorío eclesiástico a señorío laico y, finalmente, a villa de señorío real.
La documentación histórica, económica y social más importante del siglo XVIII la aporta el Catastro del Marqués de la Ensenada (1752.  En aquellos momentos el pueblo contaba con 360 vecinos, 300 casas habitables, 50 inhabitables y 40 en total ruina. En esta época se construye la torre del reloj, en el edificio del ayuntamiento, que todavía se conserva. El siglo XVIII termina en Belinchón con grandes fiestas, con motivo de la colocación de un cuadro del rey Carlos IV en las salas capitulares del Ayuntamiento.
Con la restauración de Fernando VII se publica la división administrativa de España, en la que Belinchón se adscribe a la provincia de Cuenca, partido judicial de Tarancón. En el Trienio Liberal (1822) pasa a la provincia de Madrid, partido judicial de Estremera y con la nueva división territorial por provincias, de Javier de Burgos (1833), vuelve  a Cuenca y al partido de Tarancón.
El siglo XIX termina con la construcción del ferrocarril Aranjuez-Cuenca, el proyecto de reforma del ayuntamiento, a cargo del arquitecto provincial don Carlos Calevaris (1894), y la crisis de 1898.
 En el primer tercio del siglo XX el pueblo sigue dependiendo de la agricultura de secano, ganadería extensiva y comercio  de la sal, extendiéndose su venta por la Alcarria y la Mancha.
Durante la guerra civil (1936-39) desaparecieron el archivo  y la totalidad de altares e imágenes de la iglesia parroquial

PODEMOS VER
Iglesia parroquial gótica de San Miguel Arcángel.- La iglesia fue construida sobre los restos de una fortaleza árabe. Consta de tres naves separadas por columnas con capiteles toscanos. En el exterior destacan sus contrafuertes y el ábside poligonal. La torre está adosada a los pies del templo y es de planta cuadrada. Fue declarada monumento nacional en 1972. Iglesia de estilo gótico tardío.
El ayuntamiento.-  En la plaza encontramos el Ayuntamiento de la localidad, un edificio del siglo XVIII, antigua casa-palacio de D. Francisco Álvarez de Toledo. Antes de acoger las actuales dependencias fue usado como cárcel, sala capitular y Pósito. Merece la pena reseñar su espléndida fachada con soportales y balconada de madera sujeta mediante columnas. Culmina la obra, en el margen derecho, la torre del reloj.
La casa-palacio Salazar.- Es sin duda una de las manifestaciones más importantes del patrimonio civil de Belinchón. Consta de dos plantas, destacando en su fachada la estupenda rejería de ventanas y balcones, además del escudo nobiliario ubicado sobre la puerta.
La ermita de San Cristóbal.- Es una construcción sencilla, de pequeñas dimensiones. Lo mejor de todo son sus estupendas vistas.
La ermita de San Isidro.- Es una construcción sencilla del planta cuadrada.


 





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