domingo, 18 de enero de 2015

IGLESIA DE SAN ANDRÉS

La Iglesia De San Andrés de Cuenca está situada en la calle del Peso, y es obra del arquitecto Pedro de Alviz. Y contó con la colaboración del Maestro de Cantería Sebastián de Arnani. Se trata de un templo de estilo herreriano que se empezó a construir en el siglo XVI, pero que no llegó a terminarse hasta el siglo XVII. Tiene planta trapezoidal, con bóvedas góticas y una portada clásica herreriana.
La obra estuvo parada bastante tiempo, hasta que, avanzado el siglo XVI, Juanes de Mendizábal y su yerno, Pedro de Aguirre, la pusieron nuevamente en marcha.
La profunda crisis que se produjo en Cuenca en la primera mitad del siglo XVII incidió de forma negativa en la obra, la cual hasta finales del siglo XVII, no se reanudó.
En 1936 el templo sufrió gravísimos daños y después de la guerra civil fue cedido a las cofradías, con el fin de albergar sus pasos procesionales.
La nave está dividida en tres tramos, por medio de columnas adosadas al muro. La situación de la sacristía, detrás del altar, supone una gran novedad; aunque ello obligue al Arquitecto a cortar el pilar, el cual arranca de una ménsula apoyada en un fino baquetón, que es un tipo de soporte muy utilizado por Pedro de Alviz.
En el primer tramo, a ambos lados de la nave, hay unos arcos platerescos de dibujo muy sencillo; éstos se encuentran enmarcados por pilastras cajeadas, con sus capiteles adornados con grutescos.
La portada está bien compuesta, aunque la destrucción de las jambas ha dañado sus proporciones. El cuerpo superior, que termina con un frontón triangular, adornado con una cruz y bolas, está diseñado con gran acierto. Es muy refinado el recuadro hecho para meter la pequeña hornacina que contiene la imagen de San Andrés, y supone una gran novedad los dos estípites que aparecen a ambos lados.
En cuanto a la torre que se alza a los pies de la iglesia, hubo que apoyarla, debido a la estrechez de la calle, en una ménsula, aprovechando justamente el quiebro que se produce en la fachada.
Asimismo, hay que citar las dos rejas que cierran las ventanas de la cabecera del tempo. Estas rejas se forjaron en el siglo XVI en los talleres conquenses, los cuales, en esa centuria, alcanzaron un gran esplendor.
Está cerrada al culto, y se utiliza para conservar algunos de los pasos de la famosa Semana Santa conquense. Solo se puede ver el exterior.








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