martes, 3 de marzo de 2015

HUETE

La antigua Wabba árabe, antes Opta romana, se asienta en las inmediaciones de la confluencia de dos valles fluviales formados por los pequeños ríos, Mayor y Borbotón.
Los primeros vestigios que indican la presencia del hombre en su territorio datan del final del Paleolítico Inferior- hace unos 100.00 años-, aunque, será a lo largo del Paleolítico Medio (Musteriense), cuando esta ocupación se haga más patente y generalizada en forma de pequeños grupos que merodeaban por los valles de estos ríos, encontrando en sus márgenes no sólo caza, pesca y abrigo, sino también, y este es quizá uno de los principales motivos de su residencia, el abundante material de sílex- pedernal-, con el que fabricaban sus distintos útiles y herramientas.
Hace unos cuatro mil años, se producía el primer asentamiento estable en la cima del cerro del Castillo por grupos de la Edad de Bronce, lugar, sin duda elegido tanto por cuestiones defensivas como de control del territorio. Factores que continuarán siendo válidos a lo largo de la Primera Edad del Hierro, de la que también se han encontrado abundantes vestigios en este mismo lugar.
En siglo VI a. De C. Se documenta un nuevo centro de población en el cerro de Alvar-Fańez, núcleo posteriormente romanizado del que dependería la explotación minera del speculum lapilaris (yeso especular), minas, de las que hay buenos ejemplos en la zona.
Tras una hipotética presencia visigoda, el actual núcleo de Huete entró verdaderamente en la historia en la Edad Media durante el período andalusí, ya en su fase emiral, tal como constatan las fuentes escritas y arqueológicas, siendo conocida como Wabda.
Aquellos, construiría sobre el cerro del Castillo una gran alcazaba que formará parte del sistema defensivo del territorio pasando a formar parte administrativa de la Kura de Santaveria o Santaver. Durante los siglos IX y X, fue uno de los centros más importantes en la zona de las tribus bereberes. En 1091, tanto Huete como sus tierras particulares al sur del Tajo pasaron a manos de Álvar Fáñez.
Tras su paso al reino de Castilla, Huete fue repoblándose con gentes de la Meseta norte; y no sin grandes dificultades, debidas a la consiguiente reacción almorávide tras la conquista de estas tierras por Alfonso VI. A lo largo del siglo XII, al estar en la vanguardia del reino por su parte más oriental, Huete fue adquiriendo un papel cada vez más destacado frente al poder andalusí. Ello explica que el ejército almohade, el nuevo poder africano dominante en al-Ándalus en ese momento, en julio de 1172, y dirigido por el propio califa Abu Yaqub Yusuf (Yusuf I), se dirigió contra Huete, cercándola durante diez días. Los almohades, tras los numerosos asaltos que realizaron, sólo llegaron a entrar en los arrabales pero no lograron tomar el castillo. Agotados ambos contendientes, el 22 de julio el ejército musulmán levanto el campo dirigiéndose hacia Cuenca.
Alfonso XI le otorgaría su Fuero y, al parecer, también el escudo de la ciudad: un león rampante sobre una media luna creciente en campo rojo. Huete, pasará a ser el centro de un amplio territorio, la Tierra de Huete, extendido por las actuales provincias de Cuenca y Guadalajara.
Durante el período Trastamara , en 1388, Juan I dio Huete a Doña Constanza, hija mayor de Pedro I y duquesa de Lancaster, con el fin de resolver el problema dinástico que en ese momento se daba al aspirar ésta al trono castellano. Tras la muerte de la duquesa de Lancaster, Huete pasó a su hija Catalina. La nueva posesión no acabó con los intentos de la nobleza por hacerse con el control de la zona de Huete. Así, durante el reinado de Enrique III, diversos linajes fueron alcanzando un progresivo protagonismo en las comarcas cercanas a ella, y que a la postre convirtieron en señoríos, rápidamente ampliados hasta convertirse en importantes estados señoriales. Tales fueron los linajes de los Mendoza y sobre todo los Carrillo y los Acuña, que emparentaron entre sí.
Ya en el siglo XV, el rey castellano Juan II le concede el título de Ciudad gracias a la intercesión de Pedro Carrillo de Huete. Los Reyes Católicos, el 28 de febrero de 1477, la distinguirían con los de Noble y Leal, tratamiento con el que se denominará a partir de entonces.
Con los Austrias pasó a ser cabeza del Partido de Huete, dentro de la provincia de Cuenca.
En el siglo XIX, el rey Fernando VII, durante el verano de 1816, permaneció varios días en la ciudad.
Podemos visitar: 
Antiguo monasterio de Santa María de la Merced: edificio religioso con claustro e iglesia. En su interior está el Museo Etnográfico, la Fundación Florencio de la Fuente y el Museo de Arte Sacro.
 
 
 
 
 
Antiguo monasterio de Santo Domingo de Guzmán: estilo herreriano (s. XVI y XVII). 
 
 
 


Iglesia de San Pedro: estilo gótico (S. XV y XVI). 
Antiguo monasterio de Jesús y María (El Cristo): portada renacentista atribuida a Vandelvira y Berruguete. En su interior se encuentra el museo de la fotografía.
 
 
 
 
 
 
 


Iglesia Real de San Nicolás de Medina (Convento de los Jesuitas). 
 
 
 
 

Restos de la iglesia de Nuestra Señora de Atienza (S. XIII)
 
 
 
Ermita de San Gil.- Reedificada al final del siglo XVIII, pertenecía a la Orden de Malta, y en ella residía un prior perteneciente a la Encomienda de Poyos y Peñalén. En ella se venera a Santa quiteria en el mes de mayo.
 

Ermita de San Sebastián y la chopera.-La primera noticia documental que tenemos data de 1689. La estructura del parque donde se encuenra es típicamente dieciochesca. fue reconstruida en 1737 por el ayuntamiento, su patrono y propietario. En dicha ermita se recibió a Felipe III en su visita a Huete en 1604. En ella recibe culto el Santísimo Cristo de las Injurias.

Palacios y casonas: los de los obispos Palafox (s. XVIII) y el antiguo del obispo Solano, la casa palacio de Amoraga (s. XVIII), la casa de los Linajes (s. XVII y XVIII), la casa de los Parada (s. XVII). 
 
 

 
 Puerta de Medina.
 Torre del reloj
 
 

Museo de laFragua.
 El castillo de Huete. 
Museo de Arte Sacro.
 

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