Beteta es una localidad de la Serranía de Cuenca. Beteta está situada en el extremo noreste de la provincia de Cuenca y junto a la de Guadalajara, después de pasar por una hoz donde la erosión del agua y el viento ha moldeado en la roca caprichosas figuras con el transcurso del tiempo. La población se encuentra elevada sobre un pedestal rocoso a la falda del castillo de Rochafrida. Su antigüedad se remonta a las épocas pasadas del Bronce, en lugares como la cueva de la Ramera, de fácil acceso, está colgada en la mitad de un elevado escarpe rocoso y las estalagmitas y estalactitas adornan su recorrido y el yacimiento del Armentero.
Los romanos explotaron sus salinas, así como, el hierro de las minas de Cueva del Hierro, considerado por ellos uno de los mejores de Hispania.
Durante la dominación musulmana, estuvo dentro de la jurisdicción de los señores de Albarracín. Desde el siglo X y hasta finales del XI, se la disputaron los señores de Teruel y de Molina, alcanzando gran importancia por su situación estratégica, al ser lugar de enlace y frontera del dominio musulmán entre Cuenca, Albarracín y Molina.
Los Lara, señores de Molina, así como el propio Alfonso VIII, le darían el pueblo en repetidas ocasiones al Obispado de Sigüenza. En 1253, Don Alfonso y Doña Mafalda de Molina, vendieron Beteta y sus siete aldeas al Concejo de Cuenca.
A finales del siglo XV, después de serles confiscadas al condestable Don Álvaro de Luna tras su ejecución, pararon a los Carrillo de Albornoz, que controlaron la villa de Beteta y sus siete aldeas: El Tobar, La Cueva del Hierro, Valsalobre, Masegosa, Lagunaseca, Santa Maria del Val, Valtablado, junto además de Pinilla y Durón.
Cuando se creó la Mesta, como organización ganadera, y siendo Beteta rica en excelentes pastos, alcanzó gran importancia en los siglos medievales y modernos por su numerosa cabaña ganadera.
Durante los siglos XVII y XVIII, su economía siguió dependiendo del ganado y la corta de maderas. Posteriormente, pertenecería al marquesado de Ariza por emparentar estos con los Albornoz.
A mediados del siglo XIX, fue considerada por el general Cabrera, como una posición topográfica de gran importancia para sus pretensiones, envió al general Palacios al mando de quinientos hombres para reforzar su fortificación y hacer de este lugar un punto fuerte para su asentamiento. Tres batallones de la Reina fracasaron en su intento por conquistarla.
La declaración del Solán de Cabras como Real Sitio, llevada a cabo por Carlos IV el 27 de marzo de 1790 y lógicamente, la visita a los baños de Fernando VII y María Amalia de Sajonia en julio de 1826, para intentar que la reina quedase embarazada, es también un hecho relevante de su historia.
Los romanos explotaron sus salinas, así como, el hierro de las minas de Cueva del Hierro, considerado por ellos uno de los mejores de Hispania.
Durante la dominación musulmana, estuvo dentro de la jurisdicción de los señores de Albarracín. Desde el siglo X y hasta finales del XI, se la disputaron los señores de Teruel y de Molina, alcanzando gran importancia por su situación estratégica, al ser lugar de enlace y frontera del dominio musulmán entre Cuenca, Albarracín y Molina.
Los Lara, señores de Molina, así como el propio Alfonso VIII, le darían el pueblo en repetidas ocasiones al Obispado de Sigüenza. En 1253, Don Alfonso y Doña Mafalda de Molina, vendieron Beteta y sus siete aldeas al Concejo de Cuenca.
A finales del siglo XV, después de serles confiscadas al condestable Don Álvaro de Luna tras su ejecución, pararon a los Carrillo de Albornoz, que controlaron la villa de Beteta y sus siete aldeas: El Tobar, La Cueva del Hierro, Valsalobre, Masegosa, Lagunaseca, Santa Maria del Val, Valtablado, junto además de Pinilla y Durón.
Cuando se creó la Mesta, como organización ganadera, y siendo Beteta rica en excelentes pastos, alcanzó gran importancia en los siglos medievales y modernos por su numerosa cabaña ganadera.
Durante los siglos XVII y XVIII, su economía siguió dependiendo del ganado y la corta de maderas. Posteriormente, pertenecería al marquesado de Ariza por emparentar estos con los Albornoz.
A mediados del siglo XIX, fue considerada por el general Cabrera, como una posición topográfica de gran importancia para sus pretensiones, envió al general Palacios al mando de quinientos hombres para reforzar su fortificación y hacer de este lugar un punto fuerte para su asentamiento. Tres batallones de la Reina fracasaron en su intento por conquistarla.
La declaración del Solán de Cabras como Real Sitio, llevada a cabo por Carlos IV el 27 de marzo de 1790 y lógicamente, la visita a los baños de Fernando VII y María Amalia de Sajonia en julio de 1826, para intentar que la reina quedase embarazada, es también un hecho relevante de su historia.
Podemos visitar:
Castillo de Rochafrida.- El Castillo de Rochafrida es un castillo situado sobre un cerro justo al este de la localidad de Beteta. Este castillo data del siglo XIII, aunque fue reformado en el siglo XIX. Perteneció en un principio a los Albornoz, después a los Carrillo y posteriormente al Nigromántico, Don Enrique de Aragón, maestre de Santiago.
Iglesia parroquial dedicada a la Asunción.- Es un edificio construido en piedra caliza, de estilo gótico y planta de tres naves. Construido en el siglo XV sobre otro anterior, como bien se puede observar, o más probablemente como remodelación del anterior; pues todavía conserva del anterior románico el alero y las ventanas abocinadas de la primera altura de los paramentos exteriores.
La cubierta, cerrada en 12 bóvedas de nervadura que van desde las más simples del gótico clásico o tardo-románico hasta las más complejas que esbozan ya el renacimiento propio peninsular. La pila bautismal, del siglo XVI de un clásico estilo renacentista, situada en el baptisterio, a los pies de la iglesia. Escalera mudéjar, situada en el alto coro. En ella se encuentra la imagen de la Virgen de la Rosa, patrona de la villa de Beteta, y en su día también de sus siete aldeas.
El retablo mayor, de grandes dimensiones y estilo neogótico, tallado en madera de castaño, policromado y estofado en oro. Fue facturado en un taller junto a la catedral de Santiago de Compostela en los años 50 del siglo XX.
Al exterior destaca la portada plateresca, en el muro meridional. Construida en el siglo XVI. Posible obra de Rodrigo Gil de Hontañon. También es de interés la torre campanario de planta cuadrada. El mobiliario original se destruyó en la última guerra civil, despareció el retablo, el órgano de tubos y el cuadro de “las majuelas”, posiblemente de Juan Bautista Martínez del Mazo, natural de Beteta. Aunque no es el original en la actualidad tiene un bonito retablo.
Ermita de la Virgen de la Rosa.- A unos dos kilómetros de Beteta, se encuentra la ermita de la Virgen de la Rosa, del siglo XVII, es de una sola nave con arcos formeros, pilastras y bóvedas de arista; cabecero cubierto con bóveda de media naranja sobre pechinas con decoración barroca. Acceso lateral con portada de arco de medio punto enmarcada con pilastras, bajo un pequeño porche a tres aguas sobre columnas de piedra.
Plaza porticada.
Palacio de los marqueses de Ariza, ahora convertido en polideportivo.
Cristo de piedra al lado del castillo.
Real Balneario del Solán de Cabras.- Al fondo de la hoz del río Cuervo, en el municipio de Beteta, divisamos el Real Balneario de Solán de Cabras. Sus aguas no han sufrido variación desde el primer análisis mandado realizar por Carlos III. Son de mineralización débil, hipotónicas, bicarbonatadas, y cálcico-litínicas. Un pequeño paraíso cubierto de plantas aromáticas y árboles centenarios, ecológicamente diseñado para el relax y una estancia placentera.
El Ayuntamiento.Castillo de Rochafrida.- El Castillo de Rochafrida es un castillo situado sobre un cerro justo al este de la localidad de Beteta. Este castillo data del siglo XIII, aunque fue reformado en el siglo XIX. Perteneció en un principio a los Albornoz, después a los Carrillo y posteriormente al Nigromántico, Don Enrique de Aragón, maestre de Santiago.
Iglesia parroquial dedicada a la Asunción.- Es un edificio construido en piedra caliza, de estilo gótico y planta de tres naves. Construido en el siglo XV sobre otro anterior, como bien se puede observar, o más probablemente como remodelación del anterior; pues todavía conserva del anterior románico el alero y las ventanas abocinadas de la primera altura de los paramentos exteriores.
La cubierta, cerrada en 12 bóvedas de nervadura que van desde las más simples del gótico clásico o tardo-románico hasta las más complejas que esbozan ya el renacimiento propio peninsular. La pila bautismal, del siglo XVI de un clásico estilo renacentista, situada en el baptisterio, a los pies de la iglesia. Escalera mudéjar, situada en el alto coro. En ella se encuentra la imagen de la Virgen de la Rosa, patrona de la villa de Beteta, y en su día también de sus siete aldeas.
El retablo mayor, de grandes dimensiones y estilo neogótico, tallado en madera de castaño, policromado y estofado en oro. Fue facturado en un taller junto a la catedral de Santiago de Compostela en los años 50 del siglo XX.
Al exterior destaca la portada plateresca, en el muro meridional. Construida en el siglo XVI. Posible obra de Rodrigo Gil de Hontañon. También es de interés la torre campanario de planta cuadrada. El mobiliario original se destruyó en la última guerra civil, despareció el retablo, el órgano de tubos y el cuadro de “las majuelas”, posiblemente de Juan Bautista Martínez del Mazo, natural de Beteta. Aunque no es el original en la actualidad tiene un bonito retablo.
Ermita de la Virgen de la Rosa.- A unos dos kilómetros de Beteta, se encuentra la ermita de la Virgen de la Rosa, del siglo XVII, es de una sola nave con arcos formeros, pilastras y bóvedas de arista; cabecero cubierto con bóveda de media naranja sobre pechinas con decoración barroca. Acceso lateral con portada de arco de medio punto enmarcada con pilastras, bajo un pequeño porche a tres aguas sobre columnas de piedra.
Plaza porticada.
Palacio de los marqueses de Ariza, ahora convertido en polideportivo.
Cristo de piedra al lado del castillo.
Real Balneario del Solán de Cabras.- Al fondo de la hoz del río Cuervo, en el municipio de Beteta, divisamos el Real Balneario de Solán de Cabras. Sus aguas no han sufrido variación desde el primer análisis mandado realizar por Carlos III. Son de mineralización débil, hipotónicas, bicarbonatadas, y cálcico-litínicas. Un pequeño paraíso cubierto de plantas aromáticas y árboles centenarios, ecológicamente diseñado para el relax y una estancia placentera.
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