jueves, 5 de marzo de 2015

UCLÉS

 
A medio camino entre Cuenca y Madrid, sobre la ladera de una empinada colina, se alza Uclés, una hermosa villa de orígenes celtíberos y romanos que parece anclada en el pasado. Rodeada por los restos de sus murallas, sus torres, siempre vigilantes, observan inmutables el transcurrir de los siglos.
Y en la cumbre, sobre un cerro bañado por el río Bedija, con el pueblo desplegándose a sus pies, se levanta el Monasterio de Santiago, un conjunto monumental extraordinario a la par que majestuoso, al que se ha dado en llamar con acierto El Escorial de La Mancha.
Poblada desde tiempos prerromanos, Uclés, tuvo gran importancia en tiempo de los árabes formando parte de la Cora de Santaver de la que fue una de sus ciudades más importantes. Llegó a tener castillo, mezquita y termas. Su verdadera importancia la adquirió durante la Reconquista al ser la sede de la Orden de Santiago.
En 893 al-Fath ben Musa ben Dhi-l-Nun, de los Banu Di-l-Nun, al comprobar que no podía mantenerse durante más tiempo en Toledo, convierte a Uqlīsh en su residencia y capital del reino colindante.
Hacia el año 896, al-Fath construyó, de nueva planta una alcazaba mora. En torno a ese año debió fortificar la ciudad que era independiente del califato de Córdoba. Al fallecer Musa ben Zennu, su hijo al-Fath hereda el señorío de Uqlīsh y le suceden su hijo Yahya y su nieto Fath ben Yahya, que fue destituido y enviado a Madrid.
En 984 vuelve a la familia de los Banu Zennun con Abd al-Rahmán ben Dhi-l-Nun. En 1024 muere envenenado en el castillo el califa cordobés Mohamed III que había huido de Córdoba a causa de una sublevación de sus nobles.
En 1025 Ismail-al-Zafir, señor de Uqlīsh, se proclama rey de la Taifa toledana y sus dominios llegaron hasta Valencia y Córdoba.
En 1085 Uqlīsh es ocupada por los cristianos, a raíz de la conquista de Toledo. En octubre de 1086 se pierde por los cristianos a causa de la batalla de Zalaca.
En el año 1091 según la leyenda, Alfonso VI la adquiere como dote, al amancebarse con la princesa Zaida y que le dio un hijo varón, el príncipe Sancho Alfónsez. Leyenda e historia no siempre coinciden; Zaida fue una de las amantes o concubinas de Alfonso VI y murió de sobreparto. La pretendida dote no fue tal, sino el pago por adelantado que al-Mutamid de Sevilla envía al Alfonso VI para que custodie a su familia y le envíe socorros para defenderle del almorávide Yusuf, que pretendía expulsarle del trono de Sevilla al igual que ya había hecho en Córdoba con su hijo Fath al-Mamun, el marido de Zaida.
En 1108 se produjo la batalla de Uclés o de los Siete Condes y que supuso la derrota del ejército cristiano por las tropas almorávides de Tamim ben Yusuf. En ella murió Sancho Alfónsez, único hijo varón de Alfonso VI de León.
En 1157 pasa de nuevo a manos cristianas, al cambiarla Alfonso VII por Alicum con Muhammad ibn Mardanis, más conocido para los cristianos como el rey Lobo de Murcia.
En 1163, Alfonso VIII, tutorado por Fernando II de León, la dona a la Orden de San Juan.
En 1174 Alfonso VIII cedió la ciudad a la Orden de Santiago, siendo desde entonces la casa principal de la Orden. Paralelo a esta cesión el convento de Uclés fue un lugar de formación para los hijos de los nobles.
En 1179 el maestre, Pedro Fernández de Fuenteencalada, y el rey mejoraron la población de Uclés, al otorgarles a los nuevos pobladores un Fuero que hizo que creciese la población y sus términos.
En 1474 se nombró en Uclés como maestre de la Orden de Santiago a don Rodrigo Manrique.
En 1475 hubo guerra por apoderarse de Uclés entre don Diego López Pacheco, segundo marqués de Villena, y don Rodrigo Manrique, penúltimo maestre de la orden de Santiago. A pesar de la resistencia ofrecida por el alcaide Pedro de Plazuela, partidario de don Diego, Rodrigo Manrique logró apoderarse no sólo de Uclés sino también de la fortaleza.
En 1479 Jorge Manrique, caballero de la Orden de Santiago fue herido mortalmente en las proximidades del Castillo de Garcimuñoz murió en Santa María del Campo y recibió sepultura en la antigua iglesia del convento de Uclés junto a su padre. En su honor, hoy día, se celebran (en Garcimuñoz, Santa María del Campo y Uclés) las jornadas denominadas Triángulo manriqueño.
Tras dos siglos de luchas y disputas por conseguir la posesión del maestrazgo de Santiago, los Reyes Católicos solicitaron al papa que les declarara administradores de la Orden, cargo que ejerció Fernando el Católico desde 1494 hasta 1516, fecha en que Carlos I unificó las Órdenes militares en la Corona. A partir de este momento, una vez que las Órdenes militares dejaron de tener su misión por haber concluido la expulsión de los musulmanes con la conquista de Granada en 1492, Uclés comenzó su largo y lento declive.
En 1528 se inician las obras del actual monasterio. En 1548 ya está construido el actual refectorio sobre las ruinas del antiguo cenobio. En 1567 Felipe II ordena que se derribe parte de la antigua fortaleza, y que se pasen las armas a la torre Albarrana, para proseguir las obras de la iglesia que se termina en 1602.
En 1577 Alonso de Ercilla se hospedó en la villa de Uclés con motivo de su nombramiento como caballero de Santiago.
En 1621, durante el Siglo de Oro, el duque de Osuna cayó en desgracia y Francisco de Quevedo sufrió las consecuencias políticas del cambio, siendo encarcelado en el monasterio de Uclés y más tarde, aquejado de enfermedad grave, es llevado a su finca, la Torre de Juan Abad.
En 1809 tuvo lugar una batalla en Uclés entre las tropas napoleónicas y españolas durante la guerra de Independencia. Los franceses, después de ganar la batalla, cometieron toda clase de tropelías en el pueblo y en el monasterio. Las casas y el monasterio fueron saqueados. Los monjes, cargados con angarillas y albardas, sufrieron mofa, los hombres degollados en la carnicería y unas 300 mujeres, primero fueron violadas y luego acallados sus clamores quemándolas vivas en la iglesia del pueblo. Tras la desamortización de Mendizábal (1836), el edificio ha sido monasterio, internado, noviciado, hospital, cárcel y seminario.
El Monasterio de Uclés es conocido como El Escorial de la Mancha. Fue declarado Monumento Nacional el 3 de junio de 1931. El Monasterio de Uclés, siglo XVI, se parece a un castillo porque en realidad lo es: es la casa madre de la Orden militar de Santiago. Por una parte es convento y por la otra castillo. Edificado sobre parte del perímetro de la fortaleza de la cual se conservan las torres de la Plata y del Homenaje, el complejo fue donado por el Rey Alfonso VIII a la orden militar para albergar las huestes que lucharían en la Reconquista. Ésta, con la llegada del primer maestre don Pedro Fernández, la convirtió en una fortaleza monacal.
Durante unos cuantos años, la Orden de Santiago dispuso de una sede en San Marcos de León que rivalizó con la de Uclés, hasta que Fernando III el Santo unió ambas en 1230. Desde entonces, a Uclés se la considera como la sede de esta orden a la que pertenecieron ilustres artistas como Velázquez o Quevedo. El castillo convento tiene bajo sus cimientos un castro celtíbero sobre el que los visigodos levantaron un castrum que los moros rehicieron y que, tras la conquista cristiana, los caballeros santiaguinas aprovecharon para levantar parte de sus edificios. Aunque en el transcurso del tiempo le han hecho tantas adiciones y reformas que a veces resulta difícil identificar cada periodo.
El recinto extendía sus murallas y defensas alrededor de un kilómetro cuadrado de superficie. La pérdida del carácter militar de la orden santiaguesa tras el empuje cristiano aceleró la transformación de Uclés en un monasterio. Su construcción duró más de dos siglos.
Para acceder al conjunto, el viajero debe atravesar una primera muralla de la albahaca que protegía la huerta, regada por el río Bedija para, dejando atrás un segundo muro dispuesto en cremallera, llegar al convento propiamente dicho, construido entre 1529 y 1735. Al ala este plateresca (iniciada en 1529 por Carlos V), sucede una iglesia de estilo herreriano (siglo XVI), un extenso patio de armas (siglo XVII), las alas norte y sur y la portada principal, churrigueresca (1735), bajo el reinado de Felipe V.
En el Monasterio, fruto del largo período durante el cual se ejecutaron las obras, pueden apreciarse tres estilos arquitectónicos: plateresco, herreriano y churrigueresco.
 
 
 
 Podemos visitar:
El monasterio de Uclés.
El castillo de Uclés.

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