Enguídanos municipio de Cuenca, situado en el Valle del Cabriel entre las comarcas de la Manchuela conquense y la Serranía Baja, en la cola del pantano de Contreras.
Hasta aquí arribaron los griegos y fundaron el núcleo de población, a ellos se debe el nombre de Enguídanos que en su toponimia significa “lugar de abundancia de aguas”.
Ya los pueblos íberos habitaban en las inmediaciones como es el caso del Cerro de Cabeza Moya, en el que se han encontrado vasijas, cerámicas, monedas pertenecientes a la civilización ibera. Su cronología se extiende desde el siglo V hasta finales del siglo III a. De Cristo, o sea, desde el Bronce hasta la época ibérica. También tiene enclaves romanos como la necrópolis romana de El Pozuelo, y la vía romana de Iniesta a Cesar Augusta (Zaragoza), las pilastras de un puente romano sobre el río Cabriel.
Durante el periodo visigodo Enguídanos perteneció a la Diócesis de Valeria y, tras la conquista árabe, formó parte de la línea defensiva que se construyó a lo largo del Cabriel. Tras haber estado cinco siglos bajo la influencia árabe, estas tierras pasaron a formar parte de la cristiandad. Tras la Conquista de Cuenca en 1177 por Alfonso VIII,Primero perteneció al señorío de Alarcón, del Marquesado de Villena y luego en 1480 pasa al Marquesado de Moya, para luego convertirse en villa independiente. A partir del Renacimiento se hace latente la presencia de varios linajes como señores o gobernadores de Enguídanos: los Vera (Condes de la Roca), los Álvarez de la Barreda, los Briones, y los Luján. La abolición de los señoríos en España entre 1811 y 1837 fue el mayor respiro que pudieron tener estos pueblos del Cabriel y gran parte de España, donde la población estaba sometida a la servidumbre y bajo el influjo de grandes privilegios acumulados por una gran minoría. En el siglo XVIII, Enguídanos, junto con La Pesquera, Torremayor, Botua y Cubillos, formaba parte de un señorío perteneciente al conde de la Roca, don Vicente Javier de Vera y Ladrón de Guevara, y debió ser a mediados de este siglo cuando la Pesquera se segrega de Enguídanos como pueblo, aunque seguirá siendo su anejo. También tuvo un papel destacado durante el reinado de Fernando VII así como en las guerras carlistas.
Hasta aquí arribaron los griegos y fundaron el núcleo de población, a ellos se debe el nombre de Enguídanos que en su toponimia significa “lugar de abundancia de aguas”.
Ya los pueblos íberos habitaban en las inmediaciones como es el caso del Cerro de Cabeza Moya, en el que se han encontrado vasijas, cerámicas, monedas pertenecientes a la civilización ibera. Su cronología se extiende desde el siglo V hasta finales del siglo III a. De Cristo, o sea, desde el Bronce hasta la época ibérica. También tiene enclaves romanos como la necrópolis romana de El Pozuelo, y la vía romana de Iniesta a Cesar Augusta (Zaragoza), las pilastras de un puente romano sobre el río Cabriel.
Durante el periodo visigodo Enguídanos perteneció a la Diócesis de Valeria y, tras la conquista árabe, formó parte de la línea defensiva que se construyó a lo largo del Cabriel. Tras haber estado cinco siglos bajo la influencia árabe, estas tierras pasaron a formar parte de la cristiandad. Tras la Conquista de Cuenca en 1177 por Alfonso VIII,Primero perteneció al señorío de Alarcón, del Marquesado de Villena y luego en 1480 pasa al Marquesado de Moya, para luego convertirse en villa independiente. A partir del Renacimiento se hace latente la presencia de varios linajes como señores o gobernadores de Enguídanos: los Vera (Condes de la Roca), los Álvarez de la Barreda, los Briones, y los Luján. La abolición de los señoríos en España entre 1811 y 1837 fue el mayor respiro que pudieron tener estos pueblos del Cabriel y gran parte de España, donde la población estaba sometida a la servidumbre y bajo el influjo de grandes privilegios acumulados por una gran minoría. En el siglo XVIII, Enguídanos, junto con La Pesquera, Torremayor, Botua y Cubillos, formaba parte de un señorío perteneciente al conde de la Roca, don Vicente Javier de Vera y Ladrón de Guevara, y debió ser a mediados de este siglo cuando la Pesquera se segrega de Enguídanos como pueblo, aunque seguirá siendo su anejo. También tuvo un papel destacado durante el reinado de Fernando VII así como en las guerras carlistas.
Podemos visitar:
Conjunto Arquitectónico de la plaza.- La céntrica y recoleta plaza que lleva el nombre de D. Rafael Torrella, que fue alcalde de Enguídanos, tiene una especial belleza por los balcones de madera y por su fuente de principio del siglo XX.
Lavadero público.- En uno de los manantiales naturales
del pueblo. Lavadero perfectamente restaurado. Es de tipo cubierto y
elevado, de una sola losa corrida. Su caudal es abundante y, hoy por
hoy, es un elemento patrimonial de elevado interés etnológico.
El cerro Cabeza de Moya.- En el cerro de Cabeza Moya, encontramos un antiguo poblado celtíbero de la Edad del Hierro y Bronce , en el que se realizaron diferentes campañas arqueológicas a principios de los años 80 y que denota la importancia que tuvo este poblado.Fuentes naturales.- Si hay algo característico de Enguídanos es la cantidad de fuentes y manantiales que se encuentra el visitante. Así, algunas de ellas son: la fuente de la Plaza Mayor, la Fuente de San Blas, la fuente del Pago, la fuente de Donato, la fuente de Marcial, la fuente Escarahuela, la fuente del manantial Villaescusa, Fuentes Claras y Fuentecillas. En todas ellas se puede beber el agua que de manera natural fluye sin parar y con constancia.
Miradores.- El ayuntamiento ha adaptado diferentes miradores situados en puntos estratégicos y desde los que se pueden admirar los paisajes de este municipio serrano.
Así, el mirador de la Virgen nos lleva hasta el río Gabriel, la Lastra, la Playeta, las huertas y el principio del fértil valle que se abre hasta los terrenos del pantano de Contreras, el mirador del Sagrado Corazón de Jesús, el mirador de la Cueva, situado en la carretera que lleva a La Pesquera.
Las Chorreras.- Muy cerca del salto de la central eléctrica, a pocos kilómetros de la población, se encuentra uno de los parajes naturales más bonitos y espectaculares que ofrece el río Cabriel en todo su trazado: Las Chorreras. Se trata de un tramo de prolongada pendiente del cauce del río que el agua ha ido tallando sobre la piedra viva del lugar ocasionando un paraje natural único, con rincones de extrema belleza.
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